Si su perro se restriega, se rasca o se roe la piel con una frecuencia inusual, las causas pueden ser varias. A menudo son responsables las alergias, que también pueden manifestarse en los llamados «hot spots». Ahora bien, los trastornos hormonales también pueden provocar trastornos cutáneos. Por ejemplo, el hipotiroidismo puede dar lugar a una piel seca, agrietada y escamosa, así como a un pelaje ralo. Otras causas típicas de enfermedades cutáneas en los perros son las infecciones bacterianas y fúngicas. Una infección fúngica provoca en muchos casos claros y picores. La infestación por parásitos como las pulgas, los ácaros o los piojos también puede desencadenar enfermedades cutáneas en los perros y, a menudo, provoca fuertes picores.
Según la causa y la gravedad, las enfermedades de la piel pueden producir síntomas muy diferentes. El cuadro clínico abarca desde un enrojecimiento discreto, pasando por zonas cutáneas secas y escamosas, hasta heridas sangrientas exudativas. Los signos típicos de la presencia de enfermedades cutáneas en los perros son frotarse, lamerse o revolcarse con frecuencia, ya que las irritaciones de la piel suelen ir acompañadas de un fuerte picor. Los intentos del perro por aliviar el picor frotándose pueden a veces agravar en gran medida los problemas: Debido a la tensión mecánica en la piel, hasta una irritación a primera vista relativamente inofensiva puede convertirse en una herida sangrante y exudativa. Suele verse acompañada de una pérdida total del pelaje en las partes correspondientes del cuerpo. También aumenta el riesgo de infección, ya que las heridas abiertas se convierten inmediatamente en puntos de penetración de bacterias y otros microorganismos. Para tratar las enfermedades cutáneas con rapidez y en la fase más temprana posible, los dueños deben acudir al veterinario si notan alteraciones del pelaje o de la piel, o si el animal muestra un comportamiento llamativo como rascarse, lamerse o revolcarse. El veterinario dispone de varios métodos para realizar el diagnóstico:
Mediante frotis de piel, muestras de tejido y pelo, así como análisis de sangre, se pueden identificar como posibles causas patógenos o una enfermedad sistémica existente. La determinación de posibles alergias suele ser más compleja y puede llevarse a cabo, por ejemplo, mediante una dieta de exclusión.
El tratamiento de las enfermedades cutáneas en los perros depende de la causa correspondiente. En caso de infestación por parásitos, existen productos especiales para el tratamiento, como esprays, productos spot-on o polvos. En cambio, las infecciones fúngicas se tratan con un antimicótico, mientras que un antibiótico ayuda en caso de infecciones bacterianas.
Alteraciones del pelaje debidas a enfermedades o factores nutricionales
Los problemas de pelaje se pueden detectar con relativa claridad en todos los perros. Se producen alteraciones del pelaje, con las siguientes posibles manifestaciones:
- fragilidad exacerbada
- pelaje apagado y sin brillo
- pelaje graso y aceitoso
- aumento de la caída de pelo fuera del período de muda
- zonas con poco pelo o completamente claras
- falta de sujeción firme del pelo o de mechones enteros
Además, estos síntomas pueden ir acompañados de una alteración de la piel (caspa, enrojecimiento), así como de otros síntomas como mal olor corporal, picor o lamido frecuente de determinadas zonas de la piel. Sin embargo, rara vez se pueden extraer conclusiones definitivas sobre una enfermedad concreta a partir de estos numerosos factores inespecíficos. Por lo tanto, si su perro sufre problemas de piel o pelaje, siempre es aconsejable consultar a un veterinario para obtener un diagnóstico preciso.