Tipos y síntomas de la artritis
En general, se distingue entre artritis infecciosa y no infecciosa.
Los desencadenantes de la artritis infecciosa son patógenos, como las bacterias, que penetran en el organismo y desencadenan una reacción inflamatoria. Los gérmenes se pueden transmitir a través de heridas o mordeduras, o a través de garrapatas, como en el caso de la enfermedad de Lyme.
En cambio, en la artritis no infecciosa, el propio sistema inmunitario del organismo reacciona con una inflamación, por ejemplo, a las partículas de cartílago liberadas. Así pues, la artritis no infecciosa se debe al desgaste causado por la artrosis presente.
La artritis por inmunógenos en perros incluye principalmente la artritis reumatoide crónica. El sistema inmunitario ataca las sustancias propias del organismo, lo que provoca procesos inflamatorios en las articulaciones.
En la artritis aguda (inflamación de las articulaciones), la articulación afectada suele estar hinchada, está desproporcionadamente caliente, duele y es sensible al tacto. El perro cojea visiblemente. La capacidad de movimiento está claramente limitada. Es posible que el animal rechace los paseos largos y el esfuerzo físico, y que cambie varias veces de posición al dormir durante la noche.
Con frecuencia, la artritis se acompaña de cansancio y fatiga. A veces también puede aparecer fiebre.
Tratamiento de una artritis
En función de la causa de la artritis, están indicados medicamentos específicos para controlar la infección o la respuesta autoinmune.
Son útiles los preparados antiinflamatorios y, por tanto, también los analgésicos. En caso de inflamación en el contexto de la artrosis, es importante tratarla específicamente, ya que los procesos inflamatorios dañan aún más el cartílago, lo que crea así un círculo vicioso de pérdida constante de sustancia. Ante esta situación, hay diferentes enfoques y es también aconsejable proporcionar de forma complementaria ingredientes especiales que pueden incidir en la inflamación.
En particular, los piensos complementarios con ingredientes en dosis elevadas para la actividad articular como los ácidos grasos omega-3, la vitamina E, el mejillón de labios verdes, la condroitina, la garra del diablo y el colágeno II, pueden favorecer los procesos articulares.