Displasia de cadera en el gato
En el caso de la displasia de cadera, la cabeza articular no se halla bien situada en el acetábulo. Este desarrollo defectuoso puede deberse a varias causas, como una predisposición genética, un crecimiento excesivamente acelerado debido a una alimentación incorrecta, una sobrecarga física persistente u otras influencias ambientales.
Incluso antes de que aparezcan los primeros síntomas ─como un «caminar raro» o problemas para levantarse─ se puede reconocer en la radiografía una predisposición a la displasia de cadera. Lamentablemente, no se puede evitar esta evolución. Sin embargo, si se detecta a tiempo, es posible que el tratamiento conservador pueda evitar una intervención quirúrgica. Como con cualquier otra enfermedad articular, lo primero que hará el veterinario en caso de displasia de cadera es reducir el peso corporal del animal, si tiene sobrepeso. El control del peso se acompaña de analgésicos antiinflamatorios y sustancias que favorecen las articulaciones.
En animales pequeños como el gato, extirpar la cabeza femoral afectada, a menudo ya perjudicada por la artrosis, puede ser una buena opción. Esta intervención se denomina resección de la cabeza del fémur. La musculatura formará entonces una «seudoartrosis». El animal ya no padecerá dolor articular y, en muchos casos, podrá volver a moverse como antes de la enfermedad.
Como alternativa, una prótesis articular puede calmar el dolor y aumentar la libertad de movimiento del animal afectado. Consulte con el veterinario responsable del tratamiento la terapia que corresponda a su gato.
Para que pueda disfrutar de movimiento y calidad de vida, debe asegurarle una dieta sana y equilibrada desde una edad temprana. Para favorecer el sistema musculoesquelético y los procesos articulares, los piensos especiales con ingredientes de actividad articular en dosis elevadas como mejillón de labios verdes, condroitina, glucosamina, polvo de escaramujo y ácidos grasos omega-3 son un complemento valioso a cualquier edad.
Displasia de codo en el gato
La displasia de codo es un término colectivo para designar varias malformaciones de la articulación del codo. La articulación está formada por el brazo, el cúbito y el radio. En la displasia de codo, las superficies articulares están alteradas por malformaciones, de manera que los tres huesos implicados ya no encajan correctamente. Para compensar el desajuste de las superficies articulares, el organismo forma con el tiempo espolones óseos, que a su vez pueden acabar en artrosis.
Las causas de la displasia de codo son las mismas que las de la displasia de cadera: predisposición genética, un crecimiento demasiado acelerado debido a una alimentación incorrecta, sobrecarga física persistente u otras influencias ambientales. También las lesiones pueden provocar una displasia de codo causada por un traumatismo.
Si su gato cambia el patrón de marcha y le cuesta incorporarse y tumbarse, un veterinario deberá examinar su cojera delantera. Una radiografía lo aclarará. La decisión sobre el tratamiento dependerá entonces de la manifestación de la enfermedad, del grado de los síntomas y de otras conclusiones.
En el caso de la displasia de codo, el veterinario intentará proceder por vía artroscópica, con solo una pequeña apertura de la articulación. La artroscopia permite eliminar los fragmentos sueltos de cartílago y hueso, para devolver al animal la ausencia de dolor y la libertad de movimiento. Posteriormente, además de mantener el gato en el domicilio unas 6 semanas, en la recuperación se administran medicamentos antiinflamatorios y analgésicos.
Para no llegar a este extremo, asegúrese de que su gato disfrute desde una edad temprana de una dieta saludable para las articulaciones. Los ácidos grasos omega-3, la vitamina E, el mejillón de labios verdes, el escaramujo, la condroitina y la glucosamina proporcionan una amplia batería de nutrientes útiles para apoyar el metabolismo articular.