Tipos de artritis
Una inflamación articular puede tener causas infecciosas y no infecciosas. Los desencadenantes de la artritis infecciosa son patógenos, como las bacterias, que penetran en el organismo a través de lesiones, mordeduras y otras vías de infección. La picadura de una garrapata también puede introducir borrelias en las articulaciones a través del torrente sanguíneo.
En cambio, en la artritis no infecciosa, el sistema inmunitario reacciona, por ejemplo, a las partículas de cartílago liberadas. Así, el desgaste por la artrosis también suele provocar siempre artritis. Las distensiones y contusiones también pueden causar artritis no infecciosa en las articulaciones afectadas.
La artritis reumatoide crónica es uno de los tipos de artritis relacionados con el sistema inmunitario. Al atacar el sistema inmunitario las sustancias propias del organismo, se producen procesos inflamatorios en las articulaciones. De ahí que a menudo se vean afectadas varias articulaciones a la vez. En este caso, se habla de poliartritis.
Síntomas de la artritis
Si nota que su gato cojea y que siente dolor con el movimiento o el tacto en la articulación afectada, la causa podría ser una artritis:
- La articulación se hincha.
- La articulación está más caliente que una articulación sana.
- La zona que rodea la articulación afectada está enrojecida.
No es raro que la artritis se acompañe de agotamiento o cansancio en el gato. Es posible que por ello quiera dormir más y comer menos. En el caso de una inflamación articular infecciosa, el animal también puede tener fiebre.
Diagnóstico de la artritis
Como primera medida, debe enfriar la articulación inflamada. Así aliviará al animal.
La terapia posterior se deberá coordinar con el veterinario. En la consulta se dispone de diferentes opciones de diagnóstico: Además de analizar la sangre en busca de focos de inflamación, el profesional también puede examinar la articulación con más detalle mediante una ecografía o radiografía, para evaluar el grado de lesión. Una punción articular permite extraer líquido articular y analizarlo para localizar focos de inflamación.
La última opción es la artroscopia. En esta intervención, se abre la articulación y se introduce un tubo equipado con una cámara en la cavidad articular. La artroscopia suele ser mínimamente invasiva. No obstante, el gato se debe anestesiar para garantizar una intervención segura.
Tratamiento de la artritis
En función de la causa de la artritis, están indicados medicamentos específicos para controlar la infección o la respuesta autoinmune. Son útiles los preparados antiinflamatorios y, por tanto, también los analgésicos. En caso de inflamación articular reumática, se aconseja un tratamiento con inmunosupresores, que suprimen el sistema inmunitario.
En el caso de la inflamación en el contexto de la artrosis, es importante tratarla específicamente, ya que los procesos inflamatorios dañan aún más el cartílago, pudiéndose crear así un círculo vicioso de pérdida constante de sustancia.
Diagnosticada y tratada a tiempo, la artritis suele tener un pronóstico favorable y muchos gatos pueden curarse.
En caso de artritis, además de bajar de peso corporal, también es aconsejable proporcionar una alimentación con ingredientes especiales que puedan influir en la inflamación. En particular, los piensos complementarios con ingredientes de actividad articular en dosis elevadas, como ácidos grasos omega-3, vitamina E, mejillón de labios verdes, escaramujo, glucosamina y condroitina pueden ser la elección adecuada.