Causas de la displasia de cadera
Las causas de la displasia de cadera son multifactoriales, es decir, hay diferentes aspectos que influyen en su desarrollo. Puede deberse a una predisposición genética, a una alimentación incorrecta y a una sobrecarga física persistente. Algunas razas de perros se ven afectadas con mayor frecuencia, p. ej., los gran daneses, los pastores alemanes y los perros cobradores. Aunque haya una predisposición genética, a veces no se producen síntomas, pero la predisposición es transmisible de forma hereditaria.
La articulación de la cadera está formada por la cavidad y la cabeza articular, así como por la cápsula articular y el cartílago. En la pelvis se encuentra la cavidad articular, donde se aloja la cabeza del fémur. El cartílago articular recubre los huesos para garantizar una secuencia de movimientos fluida, gracias a sus propiedades absorbentes de impactos. Los ligamentos y tendones, así como los músculos, mantienen unidas la pelvis y el muslo, lo que garantiza la movilidad.
Sin embargo, en la displasia de cadera, la cabeza del fémur no encaja exactamente en la cavidad articular, con la consiguiente alteración de la secuencia de movimientos normal. En consecuencia, se produce una carga continua incorrecta, que a la larga provoca un rápido desgaste, debido a la degradación del cartílago articular.
En las razas con predisposición a sufrir esta enfermedad, un crecimiento demasiado rápido en la fase de cachorro también puede favorecer la displasia de cadera. La causa suele ser una alimentación incorrecta, que puede favorecer un crecimiento excesivamente acelerado del cachorro y el desarrollo de anomalías esqueléticas. La relación correcta de calcio y fósforo en la fase de crecimiento desempeña un papel importante, ya que estos dos minerales son decisivos para la síntesis de hueso resistente. Una ingesta excesiva puede ser causa de huesos frágiles, mientras que una ingesta insuficiente producirá huesos blandos y poco resistentes. El resultado son daños causados por el crecimiento.
Síntomas de una displasia de cadera
Una malformación de la articulación de la cadera provoca una carga incorrecta persistente, que da lugar a una sobrecarga permanente del cartílago articular. Este desgaste del cartílago produce una artrosis. En primer lugar, las alteraciones se manifiestan en la marcha, al estar restringido el movimiento de la cadera. La pelvis puede oscilar visiblemente. Debido al dolor, el perro afectado puede desarrollar cojera como postura antiálgica, pero también puede costarle ponerse de pie y tumbarse. Al caminar, el perro puede incluso detenerse o sentarse más a menudo para descargar las articulaciones. A veces se oye un crujido en la zona de la cadera durante algunos movimientos y el animal reacciona con dolor al tacto en esa zona.
Tratamiento de la displasia de cadera
La displasia de cadera no es curable. Lo único que logrará un tratamiento adecuado es mejorar la función articular y aliviar el dolor. El veterinario decidirá el tratamiento posterior en función de los resultados de las radiografías. En determinados casos, puede ir bien una intervención quirúrgica para estabilizar la cadera, así como para evitar o limitar el desgaste. Sin embargo, esto depende de la gravedad de la enfermedad, la edad y la constitución del animal. También es posible colocar una cabeza femoral artificial, aunque esta intervención quirúrgica sea más compleja e implique un reposo posterior de varias semanas. Los métodos de tratamiento fisioterapéutico siempre son una opción complementaria. Por ejemplo, una cinta sin fin subacuática permite fortalecer los músculos suave y selectivamente, mantener la movilidad y reducir el peso.
Prevención de la displasia de cadera
Es imprescindible prevenir el crecimiento demasiado acelerado del esqueleto, especialmente en los cachorros de razas grandes, mediante una alimentación adecuada. Al abordar las necesidades del animal, se deben tener también en cuenta la edad, la raza y la actividad de nuestro compañero de cuatro patas. Para proteger las articulaciones, los perros jóvenes no se deben exponer a un esfuerzo físico excesivo, como subir escaleras o saltar. Los perros enfermos deben abstenerse de realizar actividades deportivas. El exceso de peso se debe evitar a toda costa, para aliviar la articulación de otras influencias en la medida de lo posible. Los perros afectados por la displasia de cadera se deben excluir de la cría, para no transmitir esta malformación a la descendencia.
No obstante, el dueño del perro puede adoptar algunas medidas adicionales, además de una dieta sana y equilibrada adecuada a la especie, para aliviar los síntomas y permitir que el animal disfrute más del movimiento y tenga mayor calidad de vida. Para favorecer el sistema musculoesquelético y los procesos articulares, son aptos a cualquier edad piensos suplementarios especiales con ingredientes de actividad articular en dosis elevadas como ácidos grasos omega-3, vitamina E, mejillón de labios verdes, condroitina, garra del diablo y colágeno II.