La Curcuma longa, nombre técnico de la planta del jengibre, procede del sur de Asia y se cultiva en los trópicos. Se trata de una planta de aproximadamente 1 m de altura, que forma tubérculos radiculares. Estos se parecen a los tubérculos de jengibre por fuera, pero tienen un color amarillo intenso. Este color procede del ingrediente curcumina, que, con un 60 %, constituye la parte principal del tubérculo.
La cúrcuma se utiliza como especia en la India desde hace miles de años; por ejemplo, se encuentra en cualquier mezcla típica de curry. Además de este uso, la cúrcuma también es desde hace miles de años un remedio importante en la medicina ayurvédica, que la utiliza para tratar heridas y erupciones cutáneas. El ingrediente al que se atribuye la eficacia de la planta es la curcumina, que también es responsable de la coloración amarilla.
Hay numerosos estudios en humanos y animales que investigan el efecto de la curcumina en diversos problemas (1-6). En particular, se están investigando las supuestas propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, que también pueden favorecer las áreas de piel-pelaje, articulaciones, etc. en neoplasias o infecciones.